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Conjunto vacío de Verónica Gerber (Reseña y análisis)

Portada Conjunto vacío de Veróncia Gerber

Conjunto vacío de Verónica Gerber (Reseña y análisis)

¿De qué hablamos cuando hablamos de desaparecer? Cuando escuchamos esta palabra, lo primero que viene a nuestra mente es la inexistencia o ausencia de alguna cosa, animal o persona.  Hoy en día, hay muchas formas en que el ser humano puede no estar presente para los otros y, esto sucede de manera voluntaria o en contra de nuestra voluntad: desaparecemos o nos desaparecen. Una novela poco convencional que nos invita a descifrar múltiples formas de desaparecer es Conjunto vacío de Verónica Gerber (México: Almadía, 2015, pp.167), quien lo hace de manera experimental a través de texto e imagen.

Conjunto vacío es una narrativa visual en donde la autora se toma la libertad de incorporar dos áreas del conocimiento aparentemente distantes: la literaria y la matemática. De ese modo, el lector se encontrará, por un lado, con recursos literarios como el acortamiento de párrafos que llegan al borde de lo poético, cartas, saltos temporales y fragmentados. Por otro lado, con grafías matemáticas llamadas Diagramas de Venn, que son utilizados en la Teoría de conjuntos; rama de la lógica matemática que ayuda a visualizar relaciones entre elementos.



Autoficción

A través de esta integración y una narrativa autoficcional (elementos autobiográficos y ficcionados de la propia autora), se nos presenta en primera persona la vida Verónica, universitaria mexicana e hija de padres argentinos, quien afronta el abandono de los demás desde que era una niña. De ahí su vida difusa, llena de angustia, soledad y una búsqueda constante de su propia identidad debido a la pérdida de los otros y de ella misma.

Es decir, un extravío múltiple que comienza años atrás cuando su Mamá(M) sin dejar rastro desaparece y, que se detona cuando su novio Tordo(T) rompe con ella para estar con otra mujer(E). Además, al mismo tiempo afrontará el hecho de separarse de su Hermano(H), el distanciamiento con su Abuela(AB) quien vive en Argentina, la parcial historia de la exiliada Marisa(MX), el alejamiento con su sensei, y la huida de Alonso(A), su nuevo amante e hijo de Marisa. Así, comenzará el proceso para reconstruir su historia personal y su propia identidad. La protagonista lo hará mediante recuerdos, encuentros familiares y archivos. Cada una de las historias entretejidas, toma su tiempo y su espacio para mostrarnos cómo también la protagonista es una desaparecida más entre los desaparecidos.

La generación de Hijos de la dictadura

Ahora bien, el hecho de que Verónica Gerber Bicecci maneje ambas disciplinas ya mencionadas es un acierto por parte de la autora para revelar la desaparición de la protagonista y de quienes la rodean. Con lo que, con esta experimentación, hace que el lector no se quede indiferente ante lo que está frente a él, pues éste, mientras más avanza más se transforma en observador y en agente activo del relato. Verónica pone las piezas del rompecabezas en forma de palabras y diagramas, juega con ellas y las lanza como dados en la mesa ante nuestros ojos sin decir nada. Hay un mensaje y hay que descifrarlo. Es decir, vuelve al lector en investigador y en cómplice de lo que está y que no se percibe a simple vista: la historia de los hijos del exilio.

En esa misma línea, existen artistas quienes se han manifestado en el ámbito cultural para exponer, denunciar y recrear su propia condición exiliar (o sea, los herederos de pasadas generaciones que vivieron un periodo dictatorial). También, en el caso de la literatura se encuentran las llamadas narrativas contemporáneas de los hijos de desaparecidos. Tal es el caso de los chilenos Alejandro Zambra con Facsímil, un libro como respuesta a un sistema educativo que pretende neutralizar el pensamiento y Nona Fernández con La dimensión desconocida, novela que explora realidades alternativas a través de la memoria. De ahí que, Conjunto vacío retome el tema de la desaparición como tema central de su argumento y que Verónica, la protagonista, reconstruya de forma significativa una historia que le parece cercana y a la vez lejana, donde el exilio convive con el lugar donde vive, con las personas que ama y con su personalidad.

Artes visuales y Conjunto vacío de Verónica Gerber

Así pues, tenemos una novela de interés para el lector no sólo porque tiene frente sí una obra conmovedora e intrigante, sino que desafía su capacidad de decodificación conforme va leyendo sus páginas. Las herramientas visuales las aprovecha de la forma más bella como artificio expositivo. Al igual que en la teoría de conjuntos, la autora esquematiza en sus múltiples formas las relaciones de Verónica con los otros, sus intersecciones, encuentros y desencuentros. Por lo que, esta teoría la transforma en una manera de demostrar que en un Universo(U), los desaparecidos siguen con nosotros aun cuando hay un espacio vacío:

No por nada Verónica Gerber se asimila a sí misma como una “artista visual que escribe”, pues desde el primer momento en que en su obra las palabras son acompañadas por su talento con formas geométricas y diagramas, el lector se queda un momento paralizado para apreciar y sentir lo que está mirando, y sólo de esa manera pueda entender lo que está pasando. Además, por si los diagramas no bastaran, Verónica Gerber nos pone de ejemplo una metáfora visual majestuosa entre la dendrocronología, la reconstrucción de la memoria y de lo que se anhela ser cuando se busca una propia identidad:

Me gustaba creer eso, que cada veta de mis tablas me contaba una historia distinta para no tener que pensar en la mía. El área de cada veta corresponde a un anillo del tronco, y cada anillo puede corresponder, aunque no exactamente, a un año de vida del árbol. Después supe que hay una ciencia que estudia eso. La dendrocronología puede calcular la edad de un tronco siguiendo, del centro hacia afuera, el crecimiento radial de los anillos que se dibujan en él. Me hubiera gustado ser dendrocronóloga. Pero en las tablas de triplay no se ve la edad de un árbol. El gran sacapuntas giratorio rebana el tronco con un ángulo inclinado. Ese corte en diagonal lo desordena todo: en cada viruta hay distintos momentos salteados de la vida del árbol, no una cronología lineal y mucho menos concéntrica (Gerber, 2015, 26).

Conjunto vacío de Verónica Gerber y el exilio

Sin duda alguna, Conjunto vacío de Verónica Gerber es una obra artística que invita a la reflexión actual sobre el exilio y las distintas maneras en que se presenta. También encamina a través de su personaje principal a sentir el dolor por la ausencia de los demás y una angustia constante por aquellas formas de extravío que nos acompañan en todo momento, pero también es una forma de creación nueva que nos invita a participar en ella, a ver lo que otros no ven o no quieren ver, a decir más que con palabras lo que muchos prefieren callar.

Conjunto vacío Verónica Gerber
Las imágenes aparecen como parte de la novela en una conjunción entre imagen y texto.
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Conjunto vacío de Verónica Gerber (reseña)
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Conjunto vacío de Verónica Gerber (reseña)
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¿De qué hablamos cuando hablamos de desaparecer? Cuando escuchamos esta palabra, lo primero que viene a nuestra mente es la inexistencia o ausencia de alguna cosa, animal o persona. Hoy en día, hay muchas formas en que el ser humano puede no estar presente para los otros y, esto sucede de manera voluntaria o en contra de nuestra voluntad: desaparecemos o nos desaparecen. Una novela poco convencional que nos invita a descifrar múltiples formas de desaparecer es Conjunto vacío de Verónica Gerber (México: Almadía, 2015, pp.167), quien lo hace de manera experimental a través de texto e imagen.
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